Código de Conducta
de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo
Asociación privada de fieles
Iglesia Católica
0106
La razón fundamental de la vida de un “POBRE CABALLERO DE CRISTO” es ser testigo de Dios nuestro Señor, en la Tierra y ante los hombres, Por esta razón:
+ Su existencia ha de estar siempre en compañía de Dios, y conducirse en todos sus actos con humildad; tener en la nobleza de espíritu, no sólo uno de sus fines, sino que ha de ser muestra de normal y natural comportamiento.
+ En tanto que “lo bueno”, es enemigo de “lo óptimo”, el Pobre Caballero de Cristo aspira, en el transcurso de su vida, a dar ejemplo de entrega, a servir al prójimo y no a servirse de él, y poner todo su empeño en ser honesto y leal.
+ Jamás será dado a propagar mala fama, especialmente de los hermanos y de la Orden, pues somos dueños de nuestro silencio, pero no de la palabra dicha o secreto revelado.
+ Deberá huir de toda situación de ventaja deshonesta, aborrecerá la corrupción y cualquier forma de enriquecimiento, prebendas y favores que atenten contra los derechos de terceros o la legalidad establecida.
Estará obligado a velar para que su casa sea Templo de Dios y resida en ella la paz y la armonía familiar. Por consiguiente, el Pobre Caballero de Cristo;
+ Rechazará todo aquello que incite a la violencia, especialmente la de género.
+ Rechazará de pleno las injusticias, cualesquiera que sean; en consecuencia, luchará por hacer de nosotros mismos los más justos de los hombres.
+ Pondrá todo su empeño en no ofender a nadie, siendo comedido en sus palabras y en sus actos y siempre, actuando en honor a la verdad y a la justicia.
+ Buscará siempre la verdad, porque en la verdad está Dios.
+ Huirá de todo motivo de vanidad mundana, pues se debe al servicio de Dios y la iglesia Católica y de los hombres, a sus hermanos y a la Orden.
+ No se comportará de forma indecorosa, ni será motivo de escándalo social.
+ Huirá en lo posible de las fiestas mundanas y si por alguna razón, se ve obligado a asistir a alguna de ellas, su comportamiento será ejemplo de sencillez y honorabilidad.
Su comportamiento social será ejemplar allá donde esté, guardando las costumbres del lugar y respetará toda manifestación cultural de la sociedad en donde resida.
+ Amará y respetará la vida ya concebida, en cualquiera de sus manifestaciones, nacida o no, pues ésta sólo proviene de Dios.
+ Honrará en todo momento a su familia, especialmente a los mayores; facilitandoles con su entrega, una existencia lo más feliz y honorable que le sea posible.
+ Jamás se mostrará brutal en sus actos; antes al contrario, se conducirá con un alto grado de paciencia, especialmente en aquellos casos en que, por alguna dificultad, se vea contrariado.
+ Huirá de toda cobardía, no se escuda en motivación alguna para eludir su responsabilidad y afrontará los hechos, cualesquiera que sean, con valentía, honestidad y justicia.
+ Estará siempre activo, en el seno de la Orden, dispuesto a llevar a cabo las tareas que se le demanden en un ejercicio continuo de disciplina, prestancia y dinamismo.
Si algún hermano recibiera una afrenta de otro hermano, deberá afrontarla con ánimo de solucionar el problema personal que pueda generar, mediante un diálogo conducido y teniendo como testigo de dicho intento de reconciliación, al hermano canciller, en primera instancia; de persistir el problema, se llevará al gran Consejo.
+ Hará gala de continuo, de una moralidad que haga honor a su persona, a los hermanos y a la Orden.
+ Defenderá con honor a sus hermanos y a la Orden de cualquier ataque que se reciba y dará cumplida cuenta de dicho ataque de inmediato a sus superiores, aportando las pruebas pertinentes si las hubiera.
+ Estará obligado a guardar la máxima fidelidad a la Orden y sus Estatutos, a su Maestre, a su ordenamiento jurídico y a sus hermanos.
+ Deberá prestar ayuda a cualquier hermano que se lo pida y/o que la necesite, en la medida de sus posibilidades y en cualquier ámbito.
+ Estará obligado a luchar en la defensa de la integridad territorial de su país, a defender su ordenamiento jurídico y a protegerla de todos sus enemigos, tanto externos como internos.
Respetará y facilitará en lo posible, toda forma de acercamiento a Dios y jamás adoptará posición ofensiva o vejatoria contra nadie por razones de fe, siguiendo el magisterio de la Iglesia Católica.
+ Se conducirá siempre con el máximo respeto a las personas dedicadas al culto.
+ Dedicará todos los días de su vida un tiempo a la oración, pues ésta nos acerca a Dios.
+ Llevará el lema de la Orden otorgado por San Bernardo, en lo más profundo de su corazón, y lo honrará todos los días de su vida.
+ Amará a Dios, nuestro Señor, con todo su corazón, con toda su alma, con todo su espíritu y con todas sus fuerzas y al prójimo como a sí mismo.
Este código de conducta, será leído al postulante en el momento de su aceptación como miembro y lo jurará ante Dios y ante sus hermanos.